Al volver de sus vacaciones, el Cupletero dedicó una semana
en cuerpo y alma a combatir la depresión post-vacacional. Para este tipo de
cometido, el cine siempre ha sido un fiel aliado, particularmente el cine de
evasión pura.
En busca de escape, durante esa primera semana acudimos a
las salas a ver Misión: Imposible-Nación
Secreta y Ant-Man. La primera
consiguió sólo durante la primera mitad y sólo a ratos que me olvidase de la
bandeja de entrada de mi Outlook… Ethan
Hunt siempre lo intenta pero no siempre acierta. Ant-Man sí consiguió que
durante 117 minutos me olvidara de todo.
El personaje de Ant-Man aparece ya en el primer número de Los Vengadores (1963) pero luego no
tendrá un largo recorrido. Ahora Marvel
quiere relanzar al mini-héroe y reunirlo con sus Vengadores, pero antes nos lo
presentan en una peli enterita para él solo. Afortunadamente, porque en general
dan mejor resultado las adaptaciones de superhéroes de uno en uno que a
mogollona. Con la excepción de Watchmen
(peliculón), las películas de héroes en comparsita me suelen aturdir y salgo
empachado de superpoderes.
En el género, al menos para mi, lo mejor es siempre la
presentación: cuando se describe el origen de los superpoderes y la gesta del
héroe. En los comics nada se dice al respecto de Ant-Man, pero muy
acertadamente para alguien para quien su principal fortaleza es su pequeño
tamaño, se ha optado por proponer un origen de extracción social barriobajera/carcelaria.
Por una razón parecida es tan acertada también la elección
de Paul Rudd para darle vida: un
buen actor que no es una estrella y que prácticamente siempre, desde que lo
conocimos como novio de Phoebe en Friends,
ha sido actor secundario. Qué bien también el resto del reparto, en el que
destacan Corey Stoll (aquel enorme
Peter Russo de House of Cards)
haciendo de supervillano, y sobre todo Michael
Peña (el latino de Corazones de
Hierro) haciendo de delincuente patoso de cuya boca salen unos flashbacks
relatados en slung hispano que son lo
más divertido de la película.
Y qué gusto ver a un Michael
Douglas otoñal sin complejo de serlo (ya era hora) y a la bella Evangeline Lilly que después de
perderse en aquella isla del Pacífico y en la Tierra Media, encuentra su lugar
en el traje de Wasp, la superheroína por llegar.
La trama tiene unos cuantos puntos resueltos por los pelos,
pero tiene muchísimo sentido del humor, muy buenas secuencias de acción y en
conjunto sale una peli bien equilibrada y muy amena.
El género de las adaptaciones cinematográficas de los
grandes héroes de las viñetas ha dado muy buenas películas de entretenimiento
(ese maravilloso primer Superman de
1978 o esa trilogía del Caballero Oscuro)
y también un montón de grandes tostones (¡qué flojitas las dos adaptaciones de Los 4 Fantásticos!). Ant-Man está
más cerca de las primeras que de las
segundas.
Por cierto, de mi depre post-vacacional estoy ya curado… y
es que el cine en su función de válvula de escape debería ser considerado un
bien de primera necesidad.
Y a los blogueros vocacionales como tu debería subvencionaros el sistema o poneros una estatua. Bravo cupletero!
ResponderEliminarY de buen grado aceptaría yo ser un mantenido del sistema... Gracias!
EliminarFan del cupletero!!
ResponderEliminarGracias sister!
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