sábado, 23 de enero de 2016

Truman vs. Ma ma

 
Entre las aportaciones al bienestar social que tenemos que agradecer al cine está la de hacer soportables los vuelos largos. Ahí está el cine, como en tantas otras ocasiones, para echar una mano al Cupletero y amenizar su arresto aéreo.  No es la forma óptima de disfrutar del cine, pero es cine al fin y al cabo. Nuestro último trauma transatlántico lo fue especialmente, debido a turbulencias y vientos en contra; o sea, Madrid-México en 13 amenas horas de diversión para toda la familia. Yo aproveché para darme una sesión doble de oncología: Truman y Ma ma así, seguidas, del tirón. Dos de las grandes películas españolas de 2015, coincidiendo que en ambas el protagonista padece cáncer. Eso sí, hasta ahí las similitudes. Ni un paralelismo más.  

Julio Médem es uno de esos cineastas con un universo propio que empapa todas sus películas. No es sólo una sensibilidad plástica especial muy elaborada, sino un conjunto de elementos que se repiten obsesivamente en sus tramas y sus personajes: el poder del azar, las búsquedas, las huidas, las ausencias, el poder de lo femenino…  En general a mi me parece sugerente e interesante. Hasta me gustó Habitación en Roma y aún no sé por qué, sinceramente. La verdad es que los tienes cuadrados, Julio Médem. Se te antojó encerrar en la habitación de un hotel a una muchachita andrógina de Palencia y a un atlético pibonazo ucraniano, desnudarlas y hacerlas retozar toda una noche, y ahí tienes ya tu película. Más allá del espectáculo que supone contemplar a esas dos bellezas en pelotas durante un par de horas (algo que indudablemente queda en el haber de la peli), el resultado es sorprendentemente entretenido.

Pero no todo te va a salir bien, Julio Médem. Con Ma ma te has estrellado pero bien… Y es que esa sensibilidad y esa lírica tuyas, cuando no las controlas bien, te llevan al bodrio y casi al ridículo. La interpretación de Penélope Cruz (nominada al Goya) es excelente, pero (y esto lo he escrito ya muchas veces) una buena actuación no puede levantar nunca una mala película. Ma ma es ambiciosa pero se queda en pretenciosa, se enreda en lo anecdótico, en el momento morboso, en la angustia … y eso cuando va bien la peli. Cuando va mal pasa directamente a las situaciones demencialmente increíbles, los personajes incomprensibles… Esa secuencia de la cancioncita en trío merece archivarse en la antología del absurdo cinematográfico. Pobre Asier Etxeandía, pobre Luis Tosar… ¿qué delito cometieron?

Cesc Gay también es un cineasta global que deja de forma evidente su huella en todos sus trabajos, que en el caso de Truman es mucho más microcósmico y menos orquestal que en sus anteriores En la Ciudad o Una Pistola en Cada Mano. El delicado acercamiento a esa “pena de muerte” impuesta por la Madre Naturaleza es maravilloso. Siempre desde la serenidad, la naturalidad y el respeto. Renunciando a lo patético y a la lágrima fácil, pero con una intensidad contenida conmovedora.

Si hay algo en lo que siempre destaca Cesc Gay es en la dirección de actores (no sé cómo lo hace, pero siempre están todos bien), y no es Truman una excepción. Javier Cámara tiene una cierta tendencia a la sobreactuación muy peligrosa, pero aquí está impecable. Y Ricardo Darín, bueno… hace tiempo que no es un actor, es  un mago. El actor hispanohablante perfecto. La Meryl Streep masculina. Sin apenas necesidad de caracterización (nada de calvicies, nada de amputaciones, nada de pijamas de hospital…), Darín es un festival de matices, de control, de VERDAD. Es sencillamente una gozada contemplarlo.

Cesc Gay: sobresaliente. Julio Médem: te examinas de nuevo en septiembre.