El tarado de Max ha vuelto, y lo hace de la mano de su papá,
el George Miller que ya escribió y
dirigió las tres primeras entregas de la serie, 30 años después de
interrumpirla.
Me molaba mucho Mad Max. Por mi edad, conocí la saga por
orden inverso. Mi padre nos llevó al cine a mi hermano y a mi a ver Mad Max, Más Allá de la Cúpula del Trueno
(1985) , que es la más infantil de todas y que nos flipó: nos pasamos días
haciendo coches de Tente a base de injertos. Las dos anteriores, Mad Max 2, Guerrero en la Carretera
(1981) y Mad Max (1979) las vi en
eso tan ochentis que es… ¡el vídeo co-mu-ni-ta-rio de la comunidad de vecinos!
Ojo al concepto, que hablamos casi de arqueología.
Las pelis de aquella trilogía no son obras maestras, pero
son muy entretenidas y recrean un universo muy atractivo. Un futuro post
apocalíptico (¿o tal vez un presente paralelo?) en el que la Tierra se ha
desertizado y la sociedad se ha disgregado completamente, organizándose en algo
así como tribus motorizadas, y en la que algunos hombres se han convertido en
lobos solitarios y errantes, como es el caso de nuestro Max. Tolkien tiene su Tierra Media, Lucas su “Galaxia lejana, muy lejana”,
y Miller tiene sus polvorientas
carreteras y su neo-tribalismo sediento de combustible. La recreación de ese
mundo, fantástico o no tanto, es la verdadera seña de identidad de la saga.
Por eso no tiene mucho sentido preguntarse si Mad Max: Fury Road es una secuela o una
nueva versión de las aventuras de Max. Cuando se le pregunta, George Miller se
hace el interesante y dice que no es nada de ello, sino un revisiting. Es cierto que no existe una línea cronológica y
argumental firme que una las 4 películas, pero bueno… ya os digo yo que esta
última entrega pueda funcionar a la perfección como un Mad Max 4 en la que se ha sustituido a aquel Mel Gibson en pleno esplendor por un Tom Hardy más duro y rocoso. Mantiene
un perfil bajo, pero no lo hace mal, el sustituto. Secuela, nueva versión o
revisión, lo que nos entrega Miller es sin duda una excelente película de su
género.
Con muchos efectos especiales, pero en los que la oscura
sombra del retoque digital queda totalmente eclipsada por los recursos de
acción clásica: velocidad, explosiones, disparos y puñetazos. ¿Para qué más? El
ritmo es trepidante, con un montaje fantástico que no te da respiro, salvo en
dos o tres momentos de diálogo reposado, estratégicamente colocados para tomar
aire.
El diseño de producción continúa y mejora la particular
estética de la saga, en la que todo es desarrapado, malformado y ortopédico. Da
todo mucho asco-gusto, que es una contradictoria sensación que no hace falta
explicar.
El casting es un acierto total. Junto el escueto en recursos
pero eficaz Tom Hardy, tenemos muchas agradables sorpresas. Un puntazo el guiño
para los fans veteranos con la elección de Hugh
Keays-Byrne como el malvado Inmortan Joe, después de haber encarnado ya al
malo de la primera entrega. Inolvidables esos ojos de fanático y de sádico. Muy
buen papel hace también Nicholas Hoult,
el crío de Un Niño Grande,
convertido en demenciado kamikaze.
La guinda del pastel es la insuperable Charlize Theron, por la que el Cupletero siente lo mismo que el
resto de hombres de la Tierra, pero un poco más. Harapienta, sucia y tullida,
transmite sin embargo más belleza y más fuerza que nunca. A esta actrizota le
dieron ya un Oscar por hacer de fea en la horrible Monster (no por mala película, sino por espantosa en su contenido),
pero ya va siendo hora de que gane uno sin necesidad de látex en la cara. Por
su Furiosa (así de molón es el nombre de su papel) en esta película sin ir más
lejos.
No es raro que Miller se esmerase tanto en la elección de
esa Furiosa, principal papel femenino de la película, porque Mad Max: Fury Road
es una peli sobre mujeres. Son ellas las que mueven el mundo. Charlize Theron
se rodea de un grupo de “vírgenes
vestales” (el harén de Inmortan Joe) lideradas por la supermodelo Rose Huntington-Whiteley, que son
quienes inician la revolución, y que son para irse al desierto con ellas y no
volver nunca más…
Así que las mujeres jóvenes encienden la llama, pero son las
mujeres maduras (ancianas más bien) quienes terminan el trabajo. El cine de
acción tiene una deuda pendiente con los personajes de mujeres mayores, a quien
siempre ha ignorado. Sin embargo, Mad Max: Fury Road se atreve a mostrarnos un Grupo Salvaje femenino que es una
maravilla: abuelas motoristas que dan tiros que da gloria. ¡Ya era hora!
En Mad Max: Fury Road las chicas, de todas las edades, son
guerreras… ¡sí señor!
Perdón, ¡sí señora!
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