Algo está cambiando en Disney
y es para bien. Sigue siendo el buque insignia del entretenimiento burgués y
bienpensante “para toda la familia”, y además avanza con paso firme hacia el
monopolio del cine de pura evasión: hace ya años con la compra de Pixar, y recientemente haciéndose con Lucasfilm (¡George, traidor!)… como un
día se meriende a Dreamworks, ya sí
que no se pondrá el sol bajo su imperio.
No conozco el funcionamiento de la empresa por dentro, pero
adivino que está gobernada por un consejo de administración bastante
conservador y bastante puritano. Sin embargo, da la sensación de que de vez en
cuando, y desde dentro de la organización, se hacen escuchar voces disidentes
que consiguen salpicar sus producciones de elementos más desenfadados y más
contemporáneos. Ahí está la simpática holgazanería de Baloo, la sensualidad de
Pocahontas, el toque pop de Hércules, la enternecedora
terapia de grupo de los malvados de Rompe Ralph… y, muy recientemente, la independencia de la Elsa de Frozen, que no necesita ser salvada ni
completada por ninguna viril media naranja para ser idolatrada por las niñas
del mundo entero. Maléfica me parece el mayor y mejor exponente de esa corriente
menos adoctrinadora y moralmente más compleja.
Disney toma una de sus más icónicas películas, La Bella Durmiente, y la revisa con
valentía y acierto. Gira el foco de atención 180 grados y se coloca sobre la
malvada hechicera, que del manido cliché del villano que lo es porque el mal le
produce placer y punto, pasa a ser un personaje poliédrico, con sus claros y
sus sombras: una heroica villana. Es esa ambigüedad la que dota a la película
de un carácter moderno y creíble.
Este cambio de foco se cobra algunas víctimas. Quedan la
Bella Aurora y el Príncipe Felipe en un segundo o tercer plano, completamente
eclipsados. Nunca fueron personajes interesantes en lo más mínimo, y merecen ese destierro. Se
les llega a ridiculizar, diría yo. ¡Bravo! Que no haya piedad para los
ramplones.
Plásticamente, la peli respeta los elementos más memorables
de La Bella Durmiente (los pómulos de Maléfica, su retorcida cornamenta, la
cuna, la rueca…) pero dentro de una atmósfera más sofisticada y oscura. Para
ello Disney no escatima esfuerzos y lanza toda su artillería: vestuario
magnífico, dirección de arte impecable, efectos especiales espectaculares… Factura
de primera calidad, vaya.
En la banda sonora tenemos también una agradable y “adulta”
sorpresa: el Once Upon a Dream de Lana del Rey. Una versión del vals del
Príncipe Azul cargada de morbo y misterio.
Pero, ¿y por qué el Cupletero-Mariachi se dedica a ver Blue-rays que no son exactamente el
último grito pudiendo estar por ahí bebiendo tequila? Pues porque ocurrió algo
que agitó mi curiosidad por esta peli. En la fiesta de Halloween-Día de Muertos
del colegio de mi niño, más de la mitad de las mamás “fresitas” iban
disfrazadas de Maléfica. Hablo de decenas de mujeres que, con resultado
desigual, habían pasado días preparándose para la ocasión. ¡Todo un fenómeno social!
Sospecho sin embargo, que todas esas mujeres, a quien
querían parecerse de verdad, es a Angelina
Jolie. Y no me extraña. Siempre fue
guapa, pero es que ahora además es elegante. Y cada vez mejor actriz.
D. E. P. la rubia ingenua que se queda frita hasta que un
sosainas guapito de cara la besa.
¡Larga vida a Maléfica!
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